VIRGEN DE GUADALUPE

Un acto de fe inicia la presencia milagrosa de Nuestra Señora de Guadalupe, en estos valles norteños. El capitán español Francisco Pérez de Lezcano, por intrigas hechas en su contra se encuentra en peligro de morir ejecutado. Su última voluntad, antes de ser ajusticiado fue encomendarse muy fervorosamente a Nuestra Señora de Guadalupe que se veneraba en Extremadura España, para que le salvara de tan difícil circunstancia. Prometió el desventurado traer una réplica de la Santa para que se venerara en su encomienda de Chérrepe si ella le salvara la vida. El Milagro se realizó
Ungido nuevamente a la vida y liberado de su cautiverio, el fervoroso capitán cumplió con traer desde Extremadura una réplica preciosa de Nuestra Señora de Guadalupe, la que desembarcó en el Puerto de Chérrepe el año de 1560.
Puesta en una humilde capilla en la encomienda de Chérrepe para su veneración, los pobladores naturales de este valle, que tenían otras devociones, se resistieron a su culto. Pero la Sagrada Imagen obra muchos milagros a favor de los indígenas y españoles apostados en estas tierras yungas, quedando completamente convencidos de la excelsa presencia de la Virgen María a través de tan bella Imagen. Los lugareños de entonces dieron en llamarle cariñosamente “La Chapetona”
La presencia de la Virgen y sus milagros se esparció rápidamente por toda la colonia peruana, y el mismo Virrey Francisco de Toledo llegó hasta su capilla, ubicada ya en las faldas del cerro Namul, en Anlape, para inclinarse ante tan portentosa imagen. Le agradeció un milagro concedido y le donó 3,000 pesos para la ampliación y mejoramiento de su templo.
El culto a Nuestra Señora de Guadalupe seguía creciendo en fieles, milagros y fama y se establece su festividad central el día 8 de diciembre de cada año. Debido a que un fuerte terremoto dejó el templo en escombros (1619), la Virgen es trasladada hacia un nuevo lugar, donde se edificó el majestuoso Santuario que prevalece en la actualidad como una joya arquitectónica.